Tierra de las Sombras
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Noche de insomnio obligado By Sirius Black

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Mensaje por saeta Miér 27 Oct 2010, 23:07




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NOCHE DE INSOMNIO OBLIGADO




Toc, toc, toc.

Se removió en la cama inquieto, entreabrio un ojo y vio todo oscuro, cambio de posición y se dispuso a seguir dormido, aquel día había sido singularmente duro y nadie iba a separarlo de la calidez de su cama.


Toc, toc, toc.



Cogió la almohada y se la puso en la cabeza tratando de amortiguar el sonido. ¿Quién podría ser? Le hecho un vistazo al reloj que se encontraba en la mesita de noche, justo a un lado de su cabecera. ¡Por Merlín! ¡Pero si eran las tres de la madrugada!El llamado se hizo más insistente y él, con furia, lanzo la almohada a la pared posterior.



—Sirius…—Gimió la chica con la que dormia...de la cual por cierto no recordaba el nombre, aunque estaba seguro que empezaba con "D" pero. ¿Cuál era el nombre? —Vuelve a la cama.



—En un instante D…dulzura. Iré a patearle el culo a quien sea que este tocando la puerta a media madrugada.



Se enfundo en unos vaqueros desgastados que encontro en el suelo y tomo su varita para salir del cuarto rumbo a la entrada del departamento pegandose en el dedo gordo en el camino, asì que ahora, desvelado, adolorido, cansado y totalmente dispuesto a maldecir a su inoportuno visitante abrio la puerta.


—¿James? ¿Qué rayos haces aquí? — preguntó. A penas podía ver el rostro de su amigo, entre la oscuridad y el destello de sus gafas a la luz de la luna.

—No podía dormir. — dijo encogiéndose de hombros.

—¿Y no para eso tienes esposa?

—No seas idiota Canuto. Necesito hablar contigo, ¿Puedo pasar o interrumpo algo?

—Si interrumpieras algo, aún estarías tocando. — se aparto un poco para abrir la puerta completamente. — Pasa.



James entró al recibidor hasta la sala, siguiendo a su compañero.

—¿Whisky de fuego?

—Si claro. — respondió el merodeador ante el ofrecimiento de su anfitrión.



Sirius sirvió en dos copas el licor, le dio una al hombre y ambos se sentaron en el sofá de piel. James pareció ver algo en el suelo, debajo de la mesita de te, se agacho e incorporo con lo que parecía ser un sostén de encaje negro.



—¿Debo preguntar?

—No, el que debe preguntar soy yo. ¿Por qué no estas con Lily?



El merodeador tomo un trago de Whisky antes de contestar.



—Está irritada. Harry no ha dejado de mostrarnos su capacidad pulmonar durante tres noches seguidas.

—Ya veo, como digno heredero de la tradición merodeadora, irritando a su madre. Felicítalo de mi parte.

—Claro Sirius, se lo haré saber. —Dijo algo molesto

—Siri… ¿Por qué no has vuelto a la cama? — Una mujer de curvas prominentes, cabello rubio y largo hasta la cintura que sólo vestía una bata bastante pequeña apareció en el umbral de la puerta. El susodicho saco su varita de sus pantalones y con un movimiento de esta hizo que la puerta se cerrara en la cara de la mujer y se pusiera el pestillo.



—¿Quién es? — preguntó curioso, James con una ceja enmarcada.

—Esa, mi querido Cornamenta, es una muy buena pegunta. Ahora volvamos a tu problema. Yo te dije que no te casarás. — comento de repente mientras bebía.



James lo miró con cansancio y rodo los ojos antes de responder.



—¿Te das cuenta que si no me hubiera casado, Harry no habría nacido?

—Error. — canturreo, Sirius, jugando con la copa casi vacía. — Yo dije que "No te casarás" no que "No la embarazaras"

—Si, claro. — rió James. — Como si eso hubiera sido posible, además, yo soy feliz en mi matrimonio.

—Shhhhh. No blasfemes, las palabras "feliz" y "matrimonio" no deben ir juntas en una oración. - Sirius vacío la copa de un trago y volvio a llenarla. -No te entiendo, si tengo sexo ocasional con alguna chica y un elfo domestico para asear la casa, ¿Para qué quiero casarme?

—¿niños? — cuestionó el otro.

—¡Tengo niños! El tuyo. No por nada soy su padrino, segundo padre ¿no? Tú lo riñes y yo lo malcrío, equilibrio perfecto.

—Lily también lo reñiría.

—No se puede tener todo en la vida, tendré que malcriarlo el doble entonces.



James negó con el cabeza, divertido mientras vaciaba su copa y se servía más. Sirius se recargo en el respaldo del sofa observando minuciosamente a su compañero, este tenía un aspecto un tanto extraño, más de lo que se podía considerar extrañamente normal en un Potter. De pronto un sonoro bostezo salio de su boca haciendo que Canuto abriera mucho los ojos y saltará de su asiento señalandole con indignación



—¡Tú eres un gran mentiroso! Cosa que ya sabía. — añadió. — ¡Pero me mentiste a mí! ¡Tu hermano del alma!

—¿De qué estás hablando Sirius? — preguntó el otro rodando los ojos.

—¡Bostezaste! Ó fue un reflejo de espejo, cosa que no paso porque yo no bostecé ó mi conversación es muy aburrida. — se levantó mientras hacía ademanes con los brazos. — Lo que es imposible dado que soy yo Ó tú. — le señaló con el dedo índice. — No tenías insomnio y viniste aquí para separarme de una diosa…

—…De la cual no sabes su nombre…

—… para hablarme de ¡Nada! — continuó pasando por alto la interrupción. — Ahora bien, mi querido amigo, ¿A qué viniste realmente?



James se levanto también del sillón y paseo por la estancia ante la mirada escrutadora de su amigo, se detuvo frente a la chimenea en donde había una serie de retratos que perfilaban a un niño de una mata azabeche como cabello y unos enormes ojos esmeraldas sobresaliendo de todo aquel cabello rebelde, su amigo tomo una de ellas y la examino durante unos minutos que parecieron eternos. La atmosfera de tensión que se estaba apoderando del lugar no le gustaba nada al merodeador, definitivamente su amigo le estaba ocultando algo, un pez gordo se estaba cocinando en aquella mente desquiciada y brillante de su amigo.



—Canuto.- Hablo de repente con voz seria. - Hemos decidido escondernos. — Aún no le miraba, dejo la fotografía en su lugar y suspiro, de pronto parecía demasiado mayor, demasiado cansado. — bajo la protección del Fidelio. — prosiguió. — Y quiero pedirte que seas nuestro guardián.



—Por supuesto James. — lo llamo directamente por su nombre, para poner más solemnidad a sus palabras. — sabes que moriré antes de hablar. — Un incomodo silencio se apodero de los dos, allí había algo más y Sirius se preguntaba que era. —Lo que me intriga es que Dumbledore ya se los había sugerido. ¿Qué les hizo cambiar de opinión? Recuerdo que alegaban que no se esconderían como cobardes. ¿Qué? ¿Temes dejar a Harry sin padres?

—Irónicamente. No Canuto, no temo dejar a Harry sin padres, tengo miedo por él.

—No te entiendo

—Pues. — se volvió a él con el rostro cruzado por una sonrisa llena de amargura. — ¡Tengo noticias! El hijo de los Longbotoom y el mío nos han desplazado en la lista de prioridades de Lord Voldemort.

—¿Qué dices?

—Voldemort busca a mi hijo. — soltó James golpeando la superficie de la chimenea, en donde estaban los cuadros que temblaron por el golpe.

—Pero. ¿Cómo? — No lo entendía, Harry era un bebé, ¿Qué tenía que ver con ese monstruo si a penas había nacido?

—El como no es importante, el hecho es ese.

—Claro. — contesto Sirius reflexionando. — Por supuesto se esconderán por ello, seré su guardián James, yo también me esconderé y…

—…Hay formas. — susurro interrumpiéndole. — Muchas formas, para que de alguna manera, todo esto salga…mal.



Ahora si que estaba confundido, entendía el terror que James sentía ante la posibilidad de perder a su pequeño, pues a el mismo poco le faltaba para entrar en pánico, sintió una punzada de molestía, Cornamenta no pensaría que era capaz de traicionarle...¿o si? .



—James yo nunca.

—Lo sé y también que siempre encontrarás la salida para sobrevivir. . — El joven merodeador venció los hombros con aire resignado, mirando por la ventana en donde la luna crecía lentamente, sus ojos mostraban una melancolía desgarradora demasiado desesperante.

—James….—La voz de Sirius salió entrecortada.

—Calla por un momento. — tomo una bocanada de aire, como reuniendo fuerzaspara seguir. — Lily y yo… estamos dispuestos a morir por él, las veces que sean necesarias, pero…no queremos que esté solo. — La cara de su interlocutor era un poema, el dolor lacerante cruzo su pecho mientras veía como James hablaba de su propia muerte. — Sirius, has sido un hermano para mi, me has hecho reír e incluso te has levantado a las tres de la noche porque creíste que tenía insomnio, por ello, quiero que me prometas que serás para Harry lo que eres para mi…cuando muera.



Fue más bien un acto mecanico, como programado por su instinto, sintió un tirón en el hombro al estirar con todas sus fuerzas el brazo y propinar un puñetazo en el rostro de ese hombre. La irá le invadio de repente como lava emergiendo violentamente de su cuerpo, apreto los puños con uno de ellos adolorido por el impacto.


—¡Deja de decir estupideces! — rugio haciendose daño en las cuerdas bucales y tomandole por la solapa de la túnica y obligarle a levantarse para que le viese a la cara. —¿Qué hiciste con mi mejor amigo? James. — Pronunció aquel nombre con toda la fuerza de su furia. — Tú, imbécil, no eres de los que se rinden así de fácil, ¿Qué paso?



—¡Paso! — respondió con enfado. — Que me convertí en padre, que quieren matar a MI hijo y que por Merlín que moriré si así logro alargar un segundo de su vida. Para darle una oportunidad porque ¡Por dios! ¡No tiene ni un año de que nació!



Sirius le soltó, apartándose lentamente, pues sabía que él haría lo mismo, y que entendía lo que hacía su amigo, la paranoía al tener en cuenta todas las posibilidades, por remotas que fueran, lo que James hacía era cubrir todos los flancos, no jugaría ninguna de sus cartas al azar.


—Haré lo que dices. — Habló con voz sorda, llena de sentimientos contenidos. — Pero lárgate de aquí antes de que sea yo quien deje a Harry sin padre.



El otro joven lo miró con la culpa tatuada en sus ojos.Ambos sabían lo que pasaba por la mente del otro.



—Gracias, de verdad. — dijo y se dirigió hacía la puerta.

—James. — lo llamó, este se detuvo sin mirarle. — No lo permitiré, encontraré la forma, Ustedes no pueden…no deben morir. — dijo casi en un susurro. James lo miro sin mostrar ningún tipo de expresión, asintió levemente y le dio la espalda para salir.


La puerta se cerró con un suave "click" y Sirius por primera vez en mucho tiempo, se sintió solo, tomo la botella de Whisky a medio terminar y se sentó en el sofá, junto a la ventana, mirando la figura solitaria de su amigo que desaparecía en la oscuridad de la noche.



Tomo un trago directo de la botella, debía haber una manera, algo que hiciera la diferencia. Paso, toda la noche pensando, cada idea fluyendo en su cabeza como el licor en su garganta, era analizada minuciosamente por aquella mente brillante y creativa que le pertenecía.



La mañana terminó con un haz de luz difuminado en el cristal de aquella botella de Whisky ahora vacía que era sostenida en la mano del merodeador, las ojeras se extendían oscuras y profundas debajo de sus enrojecidos ojos, pero una sonrisa triunfante adornaba su atractivo rostro.



Tenía la respuesta, un plan perfecto, no habría quien intuyera aquel detalle, Nunca, en todo el mundo, nadie sospecharía de Petter Petigrew.

Nadie…ni siquiera el mismo Sirius Black.
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