Tierra de las Sombras
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Mensaje por saeta Jue 01 Jul 2010, 20:41

Prisionero Blasonblack

UNO


Se miró al espejo que tenía delante, de cuerpo completo, asegurando que cada detalle estuviera perfectamente cuidado, el cabello bien peinado, la corbata derecha, camisa fajada, saco abotonado y los zapatos pulcos. Nunca se había esmerado tanto por su aspecto personal, al menos no dentro de esa casa. SiriusBlack, era conocido en aquella familia, irónicamente, como la oveja negra, Mientras todo el mundo lucía elegante, remilgado, hipócrita y asquerosamente creído, Sirius aparecía con unos pantalones vaqueros desgastados, de preferencia con un agujero en cada rodilla enlodada, un jersey rojo, el cabello revuelto y la frente perlada de sudor de tanto correr, era en aquellos momentos en que la mayor parte de sus familiares le evitaban y sus ojos grises refluían de orgullo inminente, su mirada se cruzaba con la de su madre, desaprovadora, desdeñosa y cargada de furia, él mostraba una seriedad mortal sin romper el contacto visual hasta que Walburga decidía ignorar a su hijo mayor,entonces, Sirius se encogía de hombros y seguía su camino de aterrorizar a familiares y conocidos con su vulgaridad muggle.


Durante su niñez, había sido traumante el hecho de que Walburga viera a su hijo mayor como un paria cada vez que protestaba por cualquier cosa, cada vez que no estaba de acuerdo con alguna idiota y aristocrática tradición familiar, un pequeño e insignificante detalle, era que el joven Black, no había sido dotado con la cantidad suficiente de discreción a la hora de hablar, simplemente, las palabras salían de su boca sin darse cuenta de ello, su tío Alaphard, consideraba que era por la gran capacidad mental de su sobrino y era un don digno de admiración, su padre Orión pensaba que era digno del patíbulo. Sin embargo, transcurrido el tiempo, dentro de él y alimentado por Alaphard Black, había crecido una vena rebelde y entonces, cada desplante de desprecio proveniente de su familia ya no dolía, ya no traumaba, sino enorgullecía, veía la sonrisa de su tío y se sentía aún más satisfecho consigo mismo. "La diferencia la hace uno" pensaba. ¿Qué importaba que no tuviera el beneplácito de esa gente despreciable con la que sólo compartía lazos de sangre? ¿Qué importaba si la única ayuda que necesitaba estaba al final de su brazo? Las palabras de consuelo en la punta de su lengua, era su vida y debía ser regida por sus creencias, no la de un montón de gente que cortaba la cabeza a sus fieles servidores para adornar pasillos, otra cosa para despreciar a la Noble y antigua familia Black, era su pésimo gusto decoración.

Estaba decididamente emocionado aquel día. Su baúl ya estaba listo en el piso de abajo y él, afinaba detalles sólo esperando a que llegaran por él. Iría a Hogwarts, la famosa escuela de magia y hechiceria, aquella en donde explotaría todo el talento y la inteligencia que sabía tenia, saldría de allí casi definitivamente, se convertiría en alguien importante y se encargaría con ello de que el mundo se olvidará que era un Black. Sonrió ante la idea cuando de pronto Walburga que pasaba por ahí, se detuvo de repente, analizando a su hijo con ojo crítico, sonrió de lado y entro a la habitación de este, ignorando las imagenes de motocicletas muggles que en las paredes colgaban inanimadamente.

- Esto si que es una sorpresa. - comento extrañamente complacida. - Pensé que este día no llegaría pero...he aquí la respuesta a mis anhelos, por fin, pareces miembro honorable de esta casa. - su voz aunque aún con un toque juvenil, parecía monótona, baja como un susurro y carente de otro fervor que no fuera el orgullo por el apellido. - Es tiempo Sirius que tomes tu lugar en la sociedad. - prosiguió - Dejar los juegos atrás y tomar en serio el privilegio y el derecho de ser un Black. - apretó su hombro suavemente, la mujer camino hacía el umbral y se detuvo allí mirando a su hijo sobre su hombro. - Espero noticias tuyas y que nos des a tu padre y a mí el regocijo de saberte en la casa de Slytherin.
Walburga salió de la habitación y Sirius se quedo viendo el lugar justo en donde había desaparecido, lentamente se miro al espejo contemplando lo estúpido que se veía. Desabotono su saco, deshizo el nudo de la corbata y la dejo caer sobre su camisa desfajada, y revolvio su cabello lo más que pudo, se miro de nuevo con las manos dentro de los bolsillos y sonrió enigmáticamente, ese...ese si que era Sirius Black.

Sirius salió a toda prisa de su habitación chocando de repente con una criatura pequeñita que se tambaleo y aunque el muchacho quiso ayudarle a que no cayera al suelo, esta simplemente rechazo su tacto con un ademán casi salvaje trayendo como consecuencia que quedará tirado en la fría madera. kreacher, lo miraba desde allí, con sus grandes ojos inyectados en sangre llenos de desprecio e ira, comenzó a recoger la ropa que estaba tirada mientras murmuraba por lo bajo.


- Siempre tan impertinente, mi pobre ama, lo que la hace sufrir, el mal hijo, la oveja negra de la familia...¿Qué hizo mi ama tan buena para tener semejante...?

- ¡Te mostraré cuan imprudente puedo ser si no te callas! - rugió

- Tu tuviste la culpa, sabes que no se corre en la casa. - Sirius se giro poco a poco y vio a su hermano menor, elegante y pulcro, justo como le encantaba a Walburga, el pequeño caballerito de mamá le observaba con reprobación. Siriusirgió en toda su estampa, orgulloso y metió sus manos en los bolsillos. se

- Tu mejor ni te metas.-rezongo y paso junto a él chocando el hombro. Regulus


Echo a correr por lo que restaba del pasillo y subió al pasamanos una pierna para resbalar por la pulida superficie hasta caer inestablemente sobre el piso, estaba a punto de caer justo cuando un par de manos grandes tomaron sus hombros y lo impidieron. El chico miro hacía arriba y vio como su tío Alaphard le sonreía entre la maraña de cabello que enmarcaba su rostro benévolo, sin rasurar, a simple vista parecería un vago más, sin embargo, cuando se irguió totalmente, el joven pudo ver como siempre, que el aire de el tío Alaphard podría haber competido con cualquier gran señor, Lord, Conde o Rey de la historia.


-¿Listo? Tu equipaje ya esta afuera, - le escudriñó - Y veo que tu haz puesto un toque especial al traje que mando hacer tu madre. - Sirius sonrió. - Bueno es hora de irnos antes de que alguien comience a gritar. - miro tentadoramente en dirección a la cocina, puso una mano en el hombro del niño y lo guío a la salida. En la calle como esperaba con ansias, la motocicleta muggle de su tío estaba aparcada, su baúl atado a ella y un casco pequeño se encontraba colocado sobre el equipaje.


- ¿Me dejarás montar? - pregunto con incredulidad. Siempre había deseado ese momento y cuando vio que su tío asentía con la cabeza el pecho se le lleno de jubilo, por fin montaría una de esas motocicletas muggles, ya era lo suficientemente mayor para hacerlo, en ese momento el chico se sintió capaz de hacer cualquier cosa. Corrió hacia la moto y tomo el casco para ponérselo, era justo de su tamaño.


Alaphard paso una pierna por encima de la moto y con un ademán indico al niño que subiera detrás de él, y así lo hizo, un tanto apretado por el baúl y el hombre, se acomodo lo mejor que pudo para rodear después el torso de Alaphard.


- ¡Sujetate bien! - le dijo y amarro la maraña de cabello que tenía sobre la cara con una liga para después acelerar fuertemente. Sirius escucho como rugía el artefacto y justo después un impulso lo lanzo hacía atrás haciendo que se aferrara con furor a su tío. Era una sensación impresionante, veía atravez del casco como los automoviles pasaban a gran velocidad, con el aire frío dando en su cara y haciendo que sus labios se resecarán. pasaban a cada rato desniveles en las calles que provocaban bruscos saltos, que sacaban toda su adrenalina, era mejor que montar una escoba, sin toda esa ligereza, la moto se bamboleaba a cada momento haciendo que pensara que iba a caerse y más aún cuando daban una vuelta vertiginosa y se inclinaban peligrosamente sobre un costado.


Pronto, tal vez demasiado fueron disminuyendo de velocidad hasta detenerse totalmente, Sirius bajo de un salto y se quito el casco un tanto sorprendido, miro el edificio doblándose casi en dos para verlo. King Cross sin duda era enorme, con grandes domos, muros y arcos de ladrillo rojo. Su tío subió el baúl a un carrito para que ambos lo llevaran, el chico apenas podía ver por encima del equipaje, pero no le importaba en absoluto.


- Este lugar es enorme. - comento provocando una sonora carcajada de Alaphard.

- Pues, si esto te sorprende, espera a ver el colegio. - un aire de ensoñación y añoranza nublo sus ojos.

- ¿Cómo Gringotts?

- Pues...- Alaphard torció el gesto de forma pensativa mientras cruzaban la barrera que daba al andén nueve y tres cuartos. - No...creo que Hogwarts es mucho más esplendoroso que Gringotts.


Sirius no imaginaba como era eso posible; sin embargo la visión de la locomotora escarlata que se presentaba frente a él lo saco de sus cavilaciones.

- ...¡Seguro seré un Griffindor! ¡Cómo tú! ¿Verdad Papá?

- Vamos Jimmie deja de moverte o no podre arreglar tu cabello...- decía una mujer pacientemente a su hijo, quien no dejaba de saltar mirando con admiración a su padre que a su vez observaba orgullosamente la vivacidad del muchacho.

- ¡Pero mamá! Llevo once años intentando meterlo en cintura...c r e é m e. Es batalla pérdida. - Decía el chico, al que a diferencia de los otros niños, no parecía molestarle ni cohibirle los mimos y atenciones que su madre le procuraba en esos momentos.


- Tío. - Hablo Sirius apartando la mirada de la familia, levanto la vista y vio que este le escrutaba y el joven hubiera jurado que Alaphard sabía exactamente lo que pensaba preguntarle. - Todos los Black han estado en Slytherin.


El hombre asintió

- Incluso tú. - otro asentimiento. Sirius bajo la mirada para ver como varios chicos subían a la locomotora. - Entonces... - reflexionó sombriamente. - Yo...también estoy destinado a ser un Slytherin.

Y era lógico, no conocía todavía a un Black que no hubiera ido a la casa de las serpientes, parecía estar tatuado en cada gen de su familia la partenencia a Slytherin, la idea le hizo revolver el estomago, pensar que todo aquel tiempo tratando de ser diferente, para que al final cada trabajo y desprecio, fueran en vano. Sintió la mano de su tío en el hombro y pensó que tal vez no fuera tan malo, Alaphard era un buen hombre y había estado en aquella casa, tal vez, no fuera tan terriblemente decepcionante después de todo.

Sirius aún no miraba a su tío y este con un deje de hastío lo tomo por ambos hombros obligandole a darle la cara y después, regalarle una sonrisa torcida, de camadería no como aquellas muecas hipócritas que comúnmente eran calificadas de encantadoras, no, Alaphard siempre había sido total y absolutamente sincero con su sobrino.


- Sirius Orión Black....Tu nombre, tu familia, la sociedad, todo, siempre te ha dictado lo que eres, tienes o debes hacer, pero...TÚ siempre has hecho lo que te viene en gana, siendo tú mismo...No me digas que después de todo ello vas a permitir que el destino te marque algo.

- Pero tú...- Alaphard negó con la cabeza.

- Yo. - se sonrió. - No soy lo que tu crees, tu eres incluso más valiente que yo, sobrino.

- No entiendo

El hombre se irguió y metió las manos en sus bolsillos.

- Ya lo harás. Ahora ve, antes de que te dejen.


Aún sin comprender muy bien, Sirius entro al tren y se quedo en la ventana más cercana para ver como su tío sacudía la mano, despidiendose. El vagón comenzó a ganar velocidad y poco a poco la estación fue alejándose hasta no ser más que un punto en el horizonte.


Recordó lo que le había dicho su madre y su tío, y se dijo que esta vez sería diferente, desde ese momento en adelante, todo sería absolutamente distinto.


Última edición por saeta el Jue 08 Jul 2010, 14:33, editado 1 vez
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Prisionero Empty Re: Prisionero

Mensaje por Anjhely Mar 06 Jul 2010, 14:44

O.O mas mas mas mas!!!!!!!!!!!
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